Teruel y Zaragoza estarán por fin unidas por autovía a finales de febrero. El día 29 es la fecha marcada por el Ministerio de Fomento y la contratista de su ejecución, la UTE formada por Constructora Hispánica y Sánchez Domínguez Sando, para dar por finalizado este tramo de 27,9 kilómetros y que acumula un coste de 90,2 millones de euros, casi 18 más del presupuesto por el que se adjudicó (72,4) en diciembre del 2002. Aunque no se incluye formalmente en el Plan de Acompañamiento de la Expo, su apertura para la muestra fue uno de los compromisos más importantes adquiridos por Fomento.
Los trabajos se centran actualmente en las tareas de asfaltado, ya que se está aplicando la última capa, la de rodadura, y terminando los ramales de acceso y salida a las poblaciones cercanas (Calamocha, Ferreruela y Lechón), además de la conexión con los dos tramos que lo flanquean, de Calamocha a Monreal del Campo y de Romanos a Mainar.
No obstante, fuentes próximas a la dirección de obra aseguran que, aún a falta de poco más de un mes para la fecha prevista, su inauguración podría sufrir algún retraso "por causas de la meteorología". Las bajas temperaturas y las posibles precipitaciones --de lluvia o nieve--, más frecuentes en esta época del año, hacen más complicada las tareas de asfaltado y podría suponer un aplazamiento en su apertura al tráfico.
En sus casi 28 kilómetros, los usuarios atravesarán tres viaductos: el de Lechago, de 1.014 metros de longitud (el más largo de la A-23), y los de Cuencabuena y Navarrete, antes de encarar el llano que enlaza con Calamocha.
